La visita mensual y el Spa

Buenos días!

Hoy llegó mi amiga la mensual, así que supongo que estos días serán un poco más difíciles. Ayer por la tarde me entró un hambre atroz, pero vamos, que me hubiera comido una vaca y todavía tendría hambre... y al final me tuve que comer un sandwich con queso de untar y mermelada para merendar... Me queda como consuelo que tanto el queso como la mermelada eran light... No queda más remedio que tener paciencia y esperar a que pasen estos días.

Y ahora os voy a hablar del momento Spa... Madre mía qué descubrimiento!!!

Nos fuimos alrededor de las 5 de la tarde, y un poco más tarde entramos. En un vestuario nos cambiamos y nos pusimos un albornoz y unas zapatillas que nos dieron allí. Hicimos muchísimas cosas, empezamos andando por unas piedrecitas en un pasillo por donde salían chorritos de agua fría. 

   Lo que se ve a la izquierda del todo es el pasillito de las piedras, por donde empezamos.

Después nos metimos en una especie de sauna/baño turco donde estuvimos diez minutos, para luego meternos en una pila de agua a 10ºC.. Qué fría estabaaaa!!! Pero sentías cómo te hacía efecto sobre todo en las piernas, era como si te estuvieran dando masaje en todo el cuerpo. Después otra vez a la sauna unos 20 minutos, y otra vez al agua fría... El contraste era genial.

Después nos dimos una ducha más o menos rápida en una ducha que iba cambiando de color a la vez que cambiaba la temperatura del agua y las zonas por donde te llegaba. Me encantó.

Más tarde nos llevaron a un jacuzzi que era.... ufff, indescriptible. El agua tibia, chorritos por todos lados, burbujas... Genial. Ahí estuvimos más de media hora. Después, estando en el mismo jacuzzi, nos pusieron un chorro que cae con fuerza sobre las cervicales, que era tan fuerte que hasta dolía... 

Finalmente salimos, nos dimos otra ducha rápida con agua fría y caliente, nos pusimos el albornoz y nos dieron un zumito y un bombón. La chica que estaba con nosotros nos dijo que podíamos estar allí relajados todo el tiempo que quisiéramos. Estábamos súper tranquilos, casi ni hablábamos, tumbados en unas hamacas con muy poquita luz, con una música muy suave y escuchando sólo el ruido del agua... De verdad, maravilloso, sentíamos como si el tiempo se hubiera parado.

Al salir, después de casi 3 horas allí dentro, parecía que flotábamos. Ni dolor de piernas, ni de espalda, ni de nada, y con una tranquilidad... Por mucho que lo explique no puedo llegar a expresar exactamente cómo nos sentíamos. Fue absolutamente genial.

Y, si habéis llegado hasta aquí después de todo este tostón estaréis pensando: Vale, sí, sí, muy bonito y muy estupendo, pero seguro que carísimo... Pues, os diré que nos costó 20 euros a cada uno (aunque yo no pagué porque me lo regaló mi amor). No sé a vosotras, pero a mí me parece súper barato. En lugar de irnos a comer por ahí y tomarnos algo, esta vez elegimos esto, y estamos súper contentos con el cambio. Y seguro que repetiremos.